En una entrada anterior comentamos acerca de las instituciones con las que la UP tiene convenio. A continuación, los fundamentos teóricos y técnicos de las corrientes psicológicas con las que trabajan estas instituciones, que además son las más difundidas en el país. Él modelo cognitivo-conductual de que las personas no respondemos solamente a lo que sucede, sino también a la interpretación personal de esos hechos, emergiendo la expectativa como un elemento esencial del enfoque. Así, el modelo postula que una persona cambia porque ha aprendido a esperar ciertos resultados si es que ese estímulo aparece. Dentro de esta línea, la terapia racional-emotiva plantea que cuando una persona está afectada emocionalmente, la razón pasa segundo plano y se entra en un plano irracional. La TRE busca disminuir y/o controlar estos impulsos o comportamientos irracionales para que disminuya la emoción negativa producida y se logre un comportamiento más adecuado. Por su parte, la línea psicoanalítica o psicodinámica trabaja con el inconsciente y se basa en seis presupuestos básicos: asociación libre, atención libre flotante (el terapeuta se presenta sin prejuicios), transferencia (desplazar un afecto que se siente hacia figuras del pasado en el terapeuta), resistencia (fuerzas que se oponen al tratamiento), neutralidad (el terapeuta evita introducir aspectos personales para promover la transferencia) y abstinencia (no satisfacer demandas del paciente). El pasado de la persona es importante, pero lo es más el vínculo que se genera en el presente con el terapeuta, quien procura darle al paciente no lo que pide, sino lo que necesita. La psicoterapia existencial-humanista busca que afloren potencialidades y características ocultas para que la persona logre su pleno desarrollo y realización. Así, el análisis existencial supone el estudio del ser humano en un determinado espacio y tiempo (el presente)  en los que se observan el devenir de las potencialidades. Es cuando se bloquean las potencialidades que aparece la patología. El humanismo integra los modelos psicoanalítico y conductual en una visión bio-psico-socio-espiritual. El hombre funciona por la interacción de estas partes, cuyo resultante es la conducta. Al humanismo le interesa la experiencia subjetiva: no se puede comprender la realidad externa si no se comprende primero la interna. La patología sería causada por cómo se simboliza una realidad adversa. Finalmente, el modelo sistémico considera a un sistema como un conjunto de elementos interdependientes: si uno se modifica, se modifica la estructura. El sistema tiene una serie de propiedades: totalidad (se comporta como un todo coherente e indivisible), no sumatividad (es más que la suma de sus partes), retoralimentación, equifinalidad (partiendo de diferentes condiciones y siguiendo distintos itinerarios se puede alcanzar la misma meta), frontera (es permeable a las influencias del entorno), adaptabilidad, y estabilidad y entropía (grado de desorden generado por la energía proveniente del medio). Una crisis dentro de un sistema se da cuando se genera un desorden y se cuestionan las reglas, lo que activa mecanismos homeostáticos y el sistema finalmente se adapta a la nueva situación, reorganizándose a varios niveles, surgiendo un nuevo equilibrio. Para una intervención bajo este modelo, se crea un contexto físico, relacional y de contenido.  La técnica fundamental es la ?redefinición? del contexto (de conflicto a colaboración), de la relación (entre terapeuta y clientes para que estos se den cuenta de que son capaces de solucionar sus problemas) y del contenidos (seleccionarlos para trabajar con intervenciones creativas). IMPORTANTE: Recuerda que DBE ha gestionado convenios con los principales centros de atención psicoterapéutica; gracias a ello, los alumnos de pregrado  podrán acceder a tarifas preferenciales. Si requieres de mayor información, puedes escribir a dbe@up.edu.pe