10 abril, 2014

La relación con los padres en la vida universitaria I

La vida escolar, aquella que se ha dado durante más o menos 12 años previos al ingreso a la Universidad, es bastante predecible para padres e hijos: inicio de clases en marzo, fin de clases en diciembre, periodos de vacaciones definidos, hora de entrada 7:30 a.m., hora de salida 3:30 p.m., entrega de libretas cuatro veces al año, misma cuota de pensión 10 u 11 veces al año, los padres deben firmar y dejar constancia de su aprobación en todo lo que concierna a sus hijos, desde el cuaderno de control diario (si es que el colegio lo tenía) hasta el permiso para la visita al museo o el paseo anual. Es lo mismo año, tras año, tras año.
[dropcap background=»no» color=»#d8d8d8″]Todo[/dropcap] lo anterior se acaba el día que el hijo ingresa a la Universidad: el horario de entrada y salida es diferente cada día y dura solo cuatro meses.
Es posible que en el verano también se estudie. En lugar de llevar 13 cursos anuales, llevan 3, 4 o 5 en cada ciclo, porque la vida ahora se organiza en ciclos y no en bimestres. No hay libretas. La pensión suele ser mayor y va a variar dependiendo de los créditos matriculados. Los padres solo deben firmar la aprobación de un seguro estudiantil y quizá algo más: muy pocas veces los llaman y el acceso a información sobre el rendimiento y comportamiento de sus hijos se limita drásticamente.
La vida cambia. Las exigencias cambian. Las relaciones cambian. Las responsabilidades son otras. Todo cambio trae consigo incertidumbre y un período de ?acomode? en el que todas las partes involucradas deben esforzarse para responder a las características del nuevo entorno.
En esta oportunidad quiero compartir algunas recomendaciones puntuales que, desde mi experiencia en consejería psicológica a estudiantes y como miembro de una comunidad universitaria al servicio de los mismos puedo ofrecer, con el objetivo de ayudar a los estudiantes a desenvolverse adecuadamente en la nueva dinámica de la relación con sus padres:
[accordion][accordion-group style=»light-grey» title=»+ 1. Asume tu responsabilidad»]Desde levantarte lo suficientemente temprano para llegar a tiempo a tus clases hasta hacer los trámites administrativos que sean necesarios dentro de la universidad son única y exclusivamente tu responsabilidad. Cada vez que veo a una madre o padre de familia, con su hijo(a) al lado, consultando en alguna oficina de la Universidad acerca de dónde debe pagar o matricularse o algo similar siento la tremenda necesidad de decirle: ?Señor(a), su hijo(a) debería informarle con total precisión sobre esos temas. Su hijo(a) debe llamar, buscar en internet, venir y averiguar por si solo todo lo necesario y usted debe aprender a confiar en la capacidad de su hijo(a) para hacerlo y en todo caso, orientarlo respecto a las formas (correctas, formales y educadas) en que debe solicitar información?.[/accordion-group][accordion-group style=»light-grey» title=»+ 2. Comparte información con tus padres»]

El marco de la relación con tus padres puede ser muy diverso así como el estilo y nivel de comunicación que mantengas con ellos. Independientemente de este marco, lo recomendable es mantener abierto un canal de información, al menos de carácter general, vinculada a la universidad: en cuántos cursos estás matriculado, tu horario de clases del semestre, que te encuentras en semana de exámenes, la dificultad que un curso te representa, algunos logros y satisfacciones obtenidas, algunas frustraciones y preocupaciones.
Para muchos padres resulta difícil definir la línea de ?curiosidad natural? o ?intromisión? en la vida del hijo adolescente. Muchos hijos mal interpretan el concepto de independencia con ?yo debería poder hacer lo que quiera sin que nadie me controle o me pregunte?. Hay que encontrar el equilibrio. Que nazca de ti como hijo compartir información (te la hayan pedido o no tus padres) ayuda a definir tu rol de estudiante, a evidenciar tus nuevas responsabilidades y a demostrar que has dejado de ser escolar y estás participando activa y responsablemente en el proceso de convertirte en profesional.

[/accordion-group][accordion-group style=»light-grey» title=» + 3. Tu papá/mamá no va a cambiar? al menos no de un día para otro»]Esta frase puede parecer un poco dura o tajante y desesperanzadora para muchos. Que la afirme una psicóloga puede parecer incluso una falta de confianza en la naturaleza humana y su posibilidad de transformarse y evolucionar (pilares de la profesión). Sin embargo, tus padres son personas adultas con características de personalidad arraigadas y una forma de ver la vida forjada por todas sus experiencias previas, cosas que no van a cambiar de la noche a la mañana. Lo más probable y realista es que, ya que seguirás viviendo con tus padres, debas reflexionar sobre cuál será tu actitud frente a un comportamiento esperado? y utilizar todo el conocimiento que tienes sobre tus padres para desarrollar las mejores estrategias de comunicación. Al respecto, siempre será mejor hablar de cómo tú te sientes, o lo que tú experimentas, en lugar de culparlos por su forma de ser e invertir toda tu energía en renegar y lamentarte al respecto.[/accordion-group][/accordion]

Te dejo con estos consejos iniciales para que los proceses e intentes llevarlos a la práctica? este capítulo continuará.
Magaly Rubina Espinosa
Psicóloga

COMPARTIR

Magaly Rubina

Magaly Rubina

Directora de Formación Extraacadémica