26 diciembre, 2013

Cuando el alimento se vuelve tormento

En una entrada anterior comentamos acerca de los dos desórdenes alimenticios más conocidos: anorexia y bulimia, pero hay muchos más. Aquí presentamos solamente algunos para que puedas identificarlos y actuar adecuadamente frente a éstos.
[label style=»purple»]COMPULSIÓN ALIMENTICIA Y BINGE EATING[/label]
La compulsión alimenticia se caracteriza por atracones de comida persistentes y frecuentes  que no van acompañados por las conductas purgatorias compensatorias que caracterizan a la bulimia.
 ¿Cómo reconocer a un comedor compulsivo?
[label style=»purple»]? [/label] Frecuentemente come cantidades de alimento mayores a las que la mayoría podría comer en un tiempo similar, aún cuando no tenga hambre, usualmente a solas o en secreto.
[label style=»purple»]? [/label] Se siente incapaz de controlarse durante la comilona, y muestra enojo consigo mismo después.
[label style=»purple»]? [/label] Ha intentado todo tipo de dietas sin éxito.
[label style=»purple»]? [/label] Comer reduce su ansiedad y estrés.
[label style=»purple»]? [/label] Usualmente es una persona obesa, inactiva y deprimida.
[label style=»purple»]? [/label] Recupera el peso perdido rápidamente.
[label style=»purple»]? [/label] Siente culpa, vergüenza y coraje por su figura y sus conductas hacia la comida.
El binge eating (o trastorno por atracón) es un desorden asociado a la bulimia, en el que la persona presenta, en un corto período de tiempo, atracones de comida, de una cantidad definitivamente superior a la que la mayoría podría consumir en el mismo tiempo y bajo circunstancias similares. Estos atracones deben darse al menos dos veces a la semana, por un periodo mínimo de seis meses.
Aunque pueden parecer desórdenes similares, las personas con binge eating no presentan compulsión a comer, ni pasan gran parte del tiempo fantaseando acerca de la comida; incluso algunos tienen sentimientos negativos hacia ésta.
[label style=»green»]ORTOREXIA[/label]
La ortorexia (Steven Bratman, 1997) se define como la obsesión patológica por consumir solamente comida sana, y  puede llegar a transformarse en enfermedad si no se ingieren grasas, preservantes, productos animales (carnes, pescado) u otros alimentos necesarios. Parte del ritual incluye la obsesión por distribuir los alimentos siguiendo patrones geométricos, cortarlos de determinada manera, y utilizar exclusivamente cierto tipo de  materiales (por ejemplo, sólo cerámica o sólo madera).
[label style=»green»]? [/label] Los ortoréxicos desarrollan sus propias reglas alimentarias y, si las rompen, se sienten culpables y corrompidos, e incurren en ayunos o dietas estrictas. Pese a que este comportamiento es similar al de las personas que sufren anorexia o bulimia nerviosa, éstos se preocupan por la cantidad de comida que consumen, mientras que los ortoréxicos se obsesionan con la calidad de la misma.
[label style=»green»]? [/label] Estas personas pueden recorrer kilómetros para adquirir los alimentos que desean, pagando por ellos hasta diez veces más que por los ordinarios, optando por ayunar si no los encuentran o dudan de su origen; evitan los restaurantes y rehúsan invitaciones para comer en casas ajenas. Las consecuencias de este desorden incluyen desnutrición, falta de energía, anemia e incluso la muerte por inanición.
[label style=»green»]? [/label] Los comedores compulsivos no son flojos ni carecen de fuerza de voluntad. La comida es utilizada por ellos como una manera de llenar el vacío que sienten producto de su baja autoestima.
Los desórdenes alimenticios no son vanidad ni capricho. Hacer dieta es cuestión de vanidad, pero si la conducta se convierte rápidamente en un mecanismo para combatir el estrés, el odio a uno mismo, el dolor y la vergüenza, se ha instaurado un desorden alimenticio.
Jorge Pérez-Reyes De la Flor
Psicólogo

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Jorge Pérez Reyes