En la actualidad podemos apreciar que las adicciones van más allá del consumo de sustancias, también podemos notar personas altamente inmersas en actividades que involucran las nuevas tecnologÃas como los smarthphone, las redes sociales, o los videojuegos. Ante ello, sabemos que las adicciones pueden ser convencionales o no convencionales y ambas tienen de base la conducta adictiva. La cual se caracteriza por la incapacidad del individuo para controlar la conducta. Esto genera que se sienta mal, cayendo paulatinamente en la disminución de su productividad y en un cÃrculo vicioso (Becoña, 1995). Además, ambas categorÃas de adicciones (convencionales y no convencionales) parecen mantener un objetivo en común:
<<Proveen al sujeto un escape inmediato a la realidad que no desea afrontar, evitando que desarrolle una verdadera solución al problema. >>
Asimismo, a la base de las conductas adictivas se encuentra el  circuito de recompensa cerebral, el cual es activado por estÃmulos placenteros (Gonzales, 2005; Elster, 1999). Es por ello, que en la actualidad resulta evidente que las adicciones van más allá del consumo de sustancias. Es decir:
<<Cualquier experiencia tiene un potencial adictivo. >>