A inicios de los años 70, el teórico educacional David Kolb, junto con Ron Fry, creó el modelo de aprendizaje experiencial, según el cual las personas captan y procesan información de distinta manera. A partir de ahÃ, surgen cuatro estilos de aprendizaje, cada uno con fortalezas y debilidades y, aunque toda persona posee caracterÃsticas de los cuatro, hay siempre uno predominante. Identificar tu estilo resultará sumamente útil no solo en tu vida académica, sino también en la laboral, pues es un indicador de cómo te aproximas al aprendizaje y de qué experiencias te beneficias más, e influye en los procesos de toma de decisiones, resolución de problemas y elaboración de juicios. Los estudiantes acomodadores perciben la información a partir de experiencias concretas y la procesan de manera activa. Su punto fuerte reside en hacer cosas e involucrarse en situaciones nuevas y retadoras; se adaptan fácilmente a circunstancias cambiantes y se sienten cómodos con las personas, prefiriendo actividades grupales. Las actividades que permitan su participación activa, como los proyectos y trabajos de campo, trabajan esta fase. También el trabajo en equipo y las tareas poco estructuradas en las que puedan explorar distintas posibilidades les resultan beneficiosas. Los asimiladores, en cambio, priorizan la teorÃa, pues perciben la información de forma abstracta y la procesan reflexivamente; son observadores y analÃticos, poseen habilidad para crear modelos teóricos y prefieren trabajar solos. Estas personas requerirán actividades bien estructuradas que les ayuden a pasar del ejemplo concreto al concepto teórico, como puede ser deducir reglas o modelos conceptuales a partir de información escrita, analizar datos o información, diseñar actividades o experimentos, o pensar en las implicaciones de la información recibida. Por su parte, las personas con un estilo convergente tienden a ser pragmáticas y a percibir la información de manera abstracta, procesándola luego por la vÃa de la experimentación activa. Sobresalen en situaciones concretas, ya que poseen habilidad para encontrar el uso práctico de las ideas y teorÃas, asà como para la solución de problemas y toma de decisiones. Se desenvuelven mejor manejando problemas de carácter técnico que en situaciones interpersonales, y prefieren el trabajo individual. Ellos parten de la teorÃa para ponerla en práctica. Las simulaciones, el estudio de casos prácticos y diseñar nuevos experimentos y tareas son actividades adecuadas para esta fase. También las actividades que les permiten aplicar la teorÃa y relacionarla con su vida diaria. Finalmente, los divergentes captan la información por medio de experiencias reales y concretas y la procesan de modo reflexivo. Su mayor fortaleza radica en su capacidad imaginativa, su disposición a considerar situaciones concretas desde diversas perspectivas, y cuando se requiere una gran producción de ideas. Por lo general, son sociables y sensibles por las personas. Estas personas necesitan actividades que les permitan pensar sobre lo que están haciendo (diarios de clase, cuestionarios de autoevaluación, registros de actividades y búsqueda de información) y crear oportunidades (actividades en grupos pequeños) que les permitan comentar con sus compañeros lo que están haciendo y se expliquen unos a otros. Si deseas conocer tu estilo de aprendizaje o profundizar en él, puedes buscarnos en Desarrollo y Bienestar Estudiantil, en el sexto piso del pabellón F.
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1 septiembre, 2016
ESTILOS DE APRENDIZAJE: ¿CÓMO APRENDO MEJOR?
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